y mientras tú eras un hombre de pocas palabras
yo parecía una lora parlanchina.
Y los días pasaban y te seguía mirando
pero no sabía qué hacer para que sonrías
ni los chistes porque era mala para hacerlos, Y los días pasaban y te seguía mirando
pero no sabía qué hacer para que sonrías
y si uno me salía, era de pura casualidad.
De vez en cuando te decía sonríe,
y tú simplemente por no darme la contra
sonreías y me decías: Cómo? así?
y yo te decía una sonrisa creíble y sincera.
Siempre fui así, yo insistiendo para que sonrías
pero me alegra saber que después de tanto insistir
lograste sonreír, y más veces al día de lo que te veía hacerlo entonces
y aunque ahora no te hable ni te vea, me alegra que sonrías.
Ahora tu rostro se debe iluminar con ese sonreír
me agrada saber que de algo sirvió mi insistencia
y aunque tu sonrisa no sea para mi
me imagino y pienso que debes tener un bonito sonreír.
KUSIÑAHUI : Publicando algunas de las cosas que escribí hace unos meses atrás.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario :